Examinar a la luz de este pasaje la forma en la que apóstol Pablo nos enseña el qué es lo que produce la vida Cristiana y el cómo se vive la vida controlada por el Espíritu.
El poder del Espíritu Santo ha dado al verdadero creyente la capacidad de producir un fruto divino en un mundo terrenal, pero la naturaleza pecaminosa resiste a ser controlada por el Espíritu Santo por eso el creyente genuino vive cada día dependiendo de la Cruz de Cristo y predicándose el evangelio.
Preparación para la Cena del Señor
El pecado ha contaminado cada parte del ser humano, desde los afectos, los pensamientos y las acciones que reflejan constantemente las obras de la carne, pero a la vez revela nuestra gran necesidad de vivir en Él Espíritu.
La vida espiritual sólida y victoriosa no es un concepto idealizado más bien es una práctica demandada por la libertad que se nos ha otorgado por medio de la gracia de nuestro Señor Jesucristo y el poder del Espíritu Santo.
La redención que Cristo ha dado, coloca al creyente en una libertad completa y total, no hay nada de lo que no nos haya libertado, por eso el creyente debe responder viviendo como es digno de dicha libertad.